jueves, 28 marzo, 2024

SOS Cataluña, por Rosana Güiza

Nunca nadie hizo tanto en tan poco tiempo por el independentismo catalán como Marta Rovira, esa mujer que entre lágrimas decía “lucharemos hasta el final” y que, cuando vio llegar la hora de la lucha, dio la espalda y se fugó como la más cobarde de todos. Ella ha sido sin duda alguna, la causante, -y su acto el desencadenante-, de que el resto de diputados estén hoy en la cárcel. Aunque creo que ha habido otra más cobarde que ella: Anna Gabriel que, sin ni siquiera haber sido citada a declarar por el juez, por si acaso, se fugó antes. Ellas, además de las más cobardes, ha sido también las más listas, sin duda alguna por la elección de su destino. Que hayan elegido Suiza como país de fuga, me hace meditar sobre la torpeza de Puigdemont; o tenía ganas de que le detuvieran ya o, realmente, es poco listo. Me inclino más por lo segundo pero, sea como sea, el caso es que aquellos que creían que se podían burlar y que podían desafiar al Estado de Derecho, sus leyes y Constitución, hoy están en la cárcel y no por ser políticos y defender sus ideas, sino por haber cometido una serie de delitos. Más que advertidos, ya en su día le dijeron al juez que no insistirían y que actuarían dentro del marco de la ley pero, una vez fuera, han seguido intentando saltarse las leyes y la Constitución, así que no hay otra consecuencia para quien delinque.

Es verdad que esto parece ya más bien un debate de, perdónenme la expresión, “a ver quién la tiene más larga” y seguro que hay otras formas, o no, de solucionarle este problemas a los catalanes y a los españoles pero, mientras unos se fugan y otros van a la cárcel, hay una parte de catalanes sufriendo las consecuencias de esta locura.

Los que se autodenominan pacíficos han salido a la calle como energúmenos a defender a aquellos que se han fugado y les han dejado tirados. No deja de ser curiosa la comida de coco y el lavado de cerebro; una región de España, Cataluña, de las más ricas y avanzadas del país que, azuzada por unos políticos de mala calidad, les han llevado a una especie de trincheras y barricadas contra ellos mismos y que están dando lugar a que se convierta en una comunidad de segunda. Fuga de empresas, fuga de personas, ruptura social y de convivencia… Bonita campaña turística para visitar la comunidad que están haciendo esta Semana Santa los independentistas. Me gustaría saber cuánta gente ha cancelado o cambiado de destino estos días al ver las imágenes de los disturbios.

Me da pena, a la par que vergüenza, la imagen que estamos dando al exterior. Me da pena saber que una parte de esa gente ha pasado veranos enteros en Andalucía o Extremadura, que han nacido allí en Cataluña de manera circunstancial y casual, -porque podrían haber nacido en la Comunidad Valenciana, País Vasco o Comunidad de Madrid si sus padres hubieran decidido emigrar a otro lugar-, que ahora luchen y apoyen esta causa de locos que no tiene sentido.

El tiempo, la historia y los acontecimientos que estamos viviendo no vienen más que ha demostrar, una vez más, que los nacionalismos, ni son buenos ni traen nada bueno así que, urgentemente, SOS Cataluña.

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