viernes, 5 abril, 2024

La Semana Santa de Villacañas y la fiesta del Santo Niño Perdido de Valdenuño, declaradas Fiestas de Interés Turístico Regional

La Semana Santa de Villacañas ha crecido notablemente desde la recuperación de las procesiones hace 27 años y la Fiesta del Santo Niño Perdido congrega a muchas personas atraídas por a los danzantes y la Botarga

El Gobierno de Castilla-La Mancha declara Fiestas de Interés Turístico Regional la Semana Santa de Villacañas (Toledo) y la Botarga de la Fiesta del Santo Niño Perdido de Valdenuño (Guadalajara).

La Semana Santa de Villacañas ha crecido notablemente desde la recuperación de las procesiones hace 27 años, con más pasos y más cofrades, pero también con más personas que participan de ellas como espectadores, incluyendo los visitantes de otros lugares que acuden a Villacañas.

La Semana de Pasión de este municipio toledano tiene una serie de características que la hacen particular como el cuidado en el orden de los pasos para observar lo más fielmente posible la cronología de los acontecimientos que se relatan en los textos de las Sagradas Escrituras.

Todo ello ha sido posible gracias al fructífero trabajo que desarrolla la Junta de Hermandades de la localidad en la organización de las procesiones, que  ha ido mejorando desde su recuperación en 1990, logrando, en los últimos años, sacar a las calles de Villacañas a más de un millar de cofrades y hasta 17 pasos procesionales.

Villacañas ha conseguido convertir su Semana Santa en un polo de atracción cultural y popular, y religiosa, con elementos originales y con una clara vocación de permanencia en el tiempo en base a una tradición recuperada con gran intensidad.

 

Santo Niño Perdido de Valdenuño

La localidad de Valdenuño (Guadalajara) acoge el primer domingo de enero, después del día de Reyes, la tradicional Botarga de la Fiesta del Santo Niño Perdido, que congrega a muchas personas atraídas por a los danzantes y la Botarga y su tradicional danza del ‘paloteo’.

La fiesta se recrea basándose en la leyenda de un niño perdido que apareció en la iglesia de la localidad. Un grupo de ocho danzantes, la Botarga, el tamborilero y un par de jóvenes que acompañan al grupo con palos de repuesto y unas alforjas para los donativos que recogen, empiezan la búsqueda del Santo Niño Perdido por las casas de la localidad amenizando las calles. Detrás de ellos visitan cada casa el alcalde, los concejales y las autoridades provinciales y autonómicas que acuden invitados a la fiesta ese día.

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Seguidamente, se celebra la eucaristía en honor al Santo Niño Perdido contando con la presencia del tamborilero y de los danzantes, además de la botarga que accede al templo sin careta pero con los cascabeles y cencerros a la cintura marcando la diferencia con el resto de botargas de la región. Su danza se celebra en el interior de la Iglesia Parroquial ante la imagen del Santo Niño Perdido.

Después se realiza otra pequeña representación de la danza en la Plaza durante la cual la Botarga lleva puesta una careta, de altísimo valor histórico, realizada en madera que se mantiene como un gran valor de dicha fiesta.

Finalizados los actos religiosos, se celebra una guerra de naranjas entre la Botarga y los danzantes que representa la lucha entre el bien y el mal. Dicha batalla suele contar con la presencia de los jóvenes de la localidad.

Esta fiesta está compuesta por jóvenes que cuentan entre los 16 y 25 años, uniendo al valor de la juventud la fuerza de las raíces y las costumbres de Valdenuño.

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