miércoles, 27 marzo, 2024

La mina ‘La Condenada’ de Osa de la Vega reabre al público este sábado tras la hibernación de los murciélagos

'La Condenada' es la tercera mina conquense de lapis specularis adecuada turísticamente

Este sábado, 26 de marzo, la mina romana de lapis specularis ‘La Condenada’, situada en la localidad conquense de Osa de la Vega, volverá a abrir al público tras unos meses cerrada para respetar el periodo de hibernación de los murciélagos que se refugian en la cavidad.

Como novedad destaca la reciente renovación del espacio expositivo y didáctico del ‘Centro de Estudios e Interpretación de la Minería Romana del Lapis Specularis’ que cuenta con paneles informativos, proyecciones audiovisuales y algunos de los materiales y objetos más representativos para acercar al visitante a lo que era el trabajo del minero romano.

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Este edificio situado dentro de la población de Osa de la Vega es también el punto de encuentro y recepción de los turistas antes de realizar el recorrido exterior por el complejo minero ubicado en el cerro de ‘Las Obradás’; y de adentrarse en el interior de ‘La Condenada’.

Cumpliendo con todas las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias en la actualidad, Rada espera una gran afluencia de visitantes pues durante estos meses no han dejado de interesarse por este recurso patrimonial y ya tiene reservas incluso para el próximo verano.

Así ha sido desde su apertura en 2017, lo que a su juicio constata el gran poder de atracción y de aceptación del público de este complejo minero, generando riqueza para el pueblo y la zona.

PRÓXIMO A SEGÓBRIGA

‘La Condenada’ es la tercera mina conquense de lapis specularis adecuada turísticamente y forma parte de uno de los conjuntos mineros más extensos e interesantes de Castilla-La Mancha, del que se extraía un yeso especular o espejuelo que por su tamaño y transparencia los romanos empleaban a modo de vidrio, explotándolo y distribuyéndolo desde esta zona a todo el Imperio.

Esta cavidad se conserva prácticamente inalterada desde su explotación en el siglo I d. C., por lo que quienes se adentran en ella pueden realizar un viaje en el tiempo y retroceder 2.000 años explorando una trama laberíntica de casi un kilómetro de recorrido subterráneo en tres niveles accesibles entre sí, aunque la visita no reviste dificultad ni se requiere una forma física especial.

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