sábado, 20 abril, 2024

Los acusados de planear el secuestro de una mujer en Quintanar para violarla y matarla acusan a un testigo de idear los hechos

También han prestado declaración los guardias civiles encargados del caso

J.B.G.P. y S.C.R., acusados de planear el secuestro de una mujer en Quintanar de la Orden, A., con la intención de violarla, matarla y enterrarla en un foso han acusado a uno de los testigos del juicio, B., de ser el instigador de los hechos, mientras que el propio B. se ha reiterado en que J.B.G.P. era el «dominante» en el plan.

Así lo han testificado todos ellos en la primera jornada del juicio oral contra los dos acusados este miércoles ha arrancado en la Audiencia Provincial de Toledo por estos hechos, en la que J.B.G.P ha asegurado que B. fue el que propuso secuestrar a A., algo que él consideró como «una broma», mientras que S.C.R. ha afirmado que consideraba el plan «una locura» y siguió la corriente a B. en las grabaciones aportadas como prueba «por miedo» al mismo, ya que conocía que había estado anteriormente en prisión.

Por su parte, B., que ha declarado como testigo protegido, ha manifestado que J.B.G.P. era quien «exigía» a los demás que tenían que llevarle «amarrada» a la víctima y ha considerado que este tenía «manipulado» a S.C.R.

UNA RELACIÓN «DE AMISTAD»

En primer lugar ha testificado J.B.G.P., que ha apuntado que entre él y A., la víctima, surgió una relación de amistad y la ayudó porque no tenía trabajo, incluso prestándole dinero. Del mismo modo, ha aseverado que «en ningún momento» la acosó ni la relación entre ambos se estropeó cuando ella rechazó su proposición de salir con él.

En cuanto a su relación con el testigo B., al que conoció durante una estancia de ambos en la prisión de Aranjuez, ha descrito que quedó en Madrid con él después de años sin verse para tomar unas cervezas, momento en el que B., ha señalado, le dijo «de broma» si quería que secuestrasen a A. cuando el acusado le habló sobre ella.

Posteriormente, ha continuado, volvió a quedar con B. para seguir hablando de las cosas que habían tenido en común, momento en el que, ha precisado, el testigo volvió a sacar el tema del secuestro. Además, ha añadido, el propio B. también citó a S.C.R., que se dedicaba a la chatarrería, en una cafetería de Ocaña «ofreciéndole un helicóptero que tenía desguazado» como excusa para hablar con él también de este plan.

«No paraba de llamar por teléfono, me inducía a que dijera las chorradas que se oyen en las grabaciones y lo que desconozco es por qué motivo. Era ya un acoso constante», ha enfatizado.

EL PLAN ERA «UNA LOCURA»

A continuación ha declarado el segundo acusado, S.C.R., que ha descrito que conoció a A. únicamente porque fue a pintar una puerta a su casa, considerando que entre J.B.G.P. y la víctima había «solamente» una amistad y señalando que no le consta que fuese J.B.G.P. quien idease el plan del secuestro. «No le veo capaz de eso», ha apostillado.

S.C.R. ha detallado que J.B.G.P. le comentó que B. le había propuesto el secuestro de A., a lo que él respondió que era «una tontería y una locura». Sin embargo, ha añadido que cuando le comentó por segunda vez el tema sintió «miedo», pero no de J.B.G.P. sino de B., ya que había oído por boca del otro acusado que había estado en la cárcel con él y que era «una persona violenta».

En cuanto a la reunión con B. en Ocaña, ha insistido en que acudió porque, al parecer, el testigo tenía unas estructuras que había desmantelado y las vendía para chatarra. «Fue una reunión por motivos de trabajo, pero luego cambió la conversación totalmente y empezó a hablarme del secuestro. Cogí miedo y al coger miedo le seguía la corriente, pero eso no significa que yo estuviera a favor de esa locura», ha continuado.

Asimismo, ha enfatizado que fue B. el que propuso llevar drogada a A. desde Badajoz hasta Quintanar de la Orden y dejarla «abandonada en el monte». «Nadie me dijo de llevarla a mi chatarrería, si me hubieran dicho eso automáticamente corto por lo sano. Nadie me dijo nada de asesinarla y menos de enterrarla en un local de mi propiedad», ha testificado.

TRAER «POR LA FUERZA» A LA VÍCTIMA

Por su parte, el testigo protegido B. ha manifestado que J.B.G.P. le llamó tras «años sin saber de él» y se vieron en Madrid, mientras que posteriormente, en un segundo encuentro, empezó a decir que A. «le había engañado y se había reído» de él.

En cuanto al encuentro en Ocaña, ha comentado que fue J.B.G.P. quien les citó a él y a S.C.R. para decirles que había que «amarrar a esa mujer» y traérsela «por la fuerza», momento en el que puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, manifestando que J.B.G.P. tenía «ansiedad total» por A.

Del mismo modo, ha juzgado que «se notaba a la legua» que S.C.R. estaba «manipulado» por J.B.G.P. y que incluso «podía estar intimidado», porque «agachaba la cabeza» ante todo lo que J.B.G.P. decía. «Nos exigía tener que ir a por ella».

J.B.G.P. SE PONÍA «MUY VIOLENTO»

También ha declarado en esta primera sesión la víctima, A., que ha afirmado que conocía a J.B.G.P. porque él le ofreció trabajo cuando ella lo buscaba y que después de trabajar alguna vez habían tomado café o quedado para cenar. También ha reconocido que el acusado le prestó dinero en una ocasión para pagar el alquiler.

Posteriormente, ha proseguido, J.B.G.P. le confesó que se había enamorado de ella y que quería ser su pareja, a lo que ella respondió que le gustaban las mujeres y que ya tenía pareja, algo que hizo, ha dicho, que el acusado se pusiera «muy violento». «Se lo tomaba mal, se ponía agresivo, dando porrazos por las paredes, tirando cosas», ha añadido.

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Después de eso, ha subrayado, la relación entre ellos se rompió y J.B.G.P. comenzó a pasar «mucho» por la calle en la que vivía, algo que la hizo sentirse «perseguida y acosada».

Respecto a S.C.R., ha apuntado que ambos no tenían relación y él no demostró que tuviera nada en su contra ni ninguna actitud agresiva hacia ella.

También han prestado declaración los guardias civiles encargados del caso. De todos ellos, el instructor de la investigación ha comentado que, en su opinión profesional, las grabaciones aportadas como prueba en el juicio no tenían «nada de jocoso» y en ellas se notaba «un peligro inminente para la víctima».

El instructor ha manifestado que J.B.G.P. era quien planifica la acción y llegó a autodenominarse «el jefe» en algunas conversaciones, por lo que, dentro de ese rol, se encargó de buscar a unos terceros, en este caso B., mientras que también contaba con el apoyo de S.C.R. por la amistad que les unía.

Asimismo, este guardia civil ha abundado en que S.C.R. intentaba en alguna de las conversaciones que J.B.G.P. decayera en su postura, mostrando una actitud «un poco contradictoria» porque, al mismo tiempo, también estaba convencido de participar en el plan por la amistad entre ambos.

Igualmente, ha aseverado que S.C.R. también discrepaba con J.B.G.P. sobre el hecho de dejar el cuerpo de A. en un foso de su chatarrería, ya que era algo que le podía implicar, por lo que se inclinaba por hacer desaparecer el cuerpo en el monte, algo que no le involucraba directamente.

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