Vivo en el pueblo, a cinco minutos del trabajo, a diez de la peluquer铆a, a nueve de la plaza y de sus terrazas, a doce de mis hijos, a quince del s煤per, a una hora de ti.
Vivo en el pueblo, con sus m谩s y sus menos. No es el m铆o ni lo pretendo. Lo ser谩 si se empe帽a esta vida y me retiene aqu铆, a cuatro horas y media de madre. Y del mar.
Vivo en el pueblo, donde se agradecen los favores y las historias se tuercen o se enderezan seg煤n convenga pues, aqu铆, el espacio-tiempo se curva hasta lo que haga falta.
Vivo en el pueblo y voy a lo m铆o, mientras el resto hace lo propio, al tiempo que nos encontramos en el banco, en la helader铆a, en el acto fin de curso, al pasar por las cuatro esquinas, al torcer en la rotonda.
Vivo en el pueblo. Uno de muchos, s铆. Aunque para m铆 es el lugar en el que gasto mi tiempo en pensar, sentir, ver, o铆r y escribir. Y usted 驴d贸nde vive?