viernes, 19 abril, 2024

Javier Escudero delimita «el lugar de La Mancha» y ubica a los Gigantes en El Toboso

En 'Las otras vidas de don Quijote' carga contra la "barra libre" de teorías hasta la fecha: "Están inventadas al 90%"

Javier Escudero ha hecho saltar por los aires las teorías cervantistas más tradicionales hasta la fecha en su obra ‘Las otras vidas de don Quijote’ (Ediciones B, 2022), un ensayo en el que a través de 300 páginas intenta dar respuesta a la pregunta ‘¿Fue el ingenioso hidalgo de La Mancha una persona real?’ y en el que se atreve a delimitar el lugar de La Mancha jamás citado por Cervantes en el triángulo conformado entre Miguel Esteban, Quintanar de la Orden y El Toboso, localidad esta última en la que coloca además los molinos de viento que Alonso Quijano confundió con gigantes.

En entrevista con Europa Press, grabada en el Espacio Torner de la capital conquense, Escudero avanza además que esta obra preludia una segunda toma en la que delimitará la ruta realizada por don Quijote a través de la obra de Cervantes, ya que en su opinión, las teorías vigentes al respecto sobre la ruta del Quijote «están inventadas al 90%».

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De hecho, asegura, «la mayor parte de los pueblos que llevan a gala» haber sido escenario de algún pasaje del Quijote «ni aparecen» en la obra. «No hay ningún tipo de coincidencia ni documental, ni histórica ni circunstancial».

Para Escudero, está claro que «leyendo los primeros capítulos del Quijote se ve que la geografía elegida es el triángulo entre Quintanar de la Orden, El Toboso y Miguel Esteban».

«No hay duda de que Cervantes dedica la novela a El Toboso, desde mi punto de vista de historiador, de documentación. Ahora hay que ver por qué. Era un lugar antisistema, muy especial, que se enfrentó con autoridades religiosas y administrativas. Era un lugar extraordinariamente especial para la crítica y la burla, muy echado para adelante pero bruto y rural», añade.

Aludiendo al pasaje del encuentro con los gigantes en los primeros compases de la novela, relata que siempre se ha considerado a Campo de Criptana como el escenario, «pero nadie hasta la fecha» había reparado en que El Toboso, a finales del siglo XVI, «contaba con 16 molinos de viento más y estaba en llano».

«Y si te lees el Quijote, te das cuenta de que tendría que haber atravesado el pueblo», recuerda, añadiendo que en la obra «se dice solo que ataca al molino y que luego sigue a Puerto Lápice», algo que «perfectamente podría haber hecho en el camino de El Toboso hacia Criptana, donde había muchos más molinos alrededor».

A la pregunta de si realmente existió un hidalgo de nombre Alonso Quijano que protagonizara los pasajes que se relatan en la novela, Escudero argumenta que la figura del caballero de la triste figura viene a ser un ‘collage’ hecho a retazos de personajes que sí fueron reales.

Aunque «tal y como está descrito en la novela es un personaje de ficción», da por hecho que Cervantes «pudo tomar» a hidalgos de la época para dar forma a sus aventuras.

«Es posible que Cervantes no tuviera solo un hidalgo, sino muchos hidalgos, muchas aventuras independientes de la misma época, cuentos e historias que le contaron de forma conjunta y que él fue uniendo», argumenta.

Cervantes hace uso de «elementos cotidianos» para provocar «hilaridad» en el lector, de forma que, aunque se ha circunscrito literariamente al Quijote como una obra de crítica a los libros de caballerías, esa afirmación «no responde a todo», los críticos se han centrado en analizar esta novela integrándola en la sociedad de la época desde una óptica global, amplia, ignorando el detalle de las circunstancias del personaje y dónde está situado.

Entiende que la respuesta que la crítica cervantista ha dado hasta ahora está «desordenada», de ahí que existan teorías que incluso ubiquen a don Quijote en Sanabria.

«Cuando unes todas esas cosas te queda una teoría desordenada», asegura Escudero, quien defiende que todo el texto radica en «una crítica a los hidalgos pretenciosos con aspiraciones de caballero».

PUNTO DE INFLEXIÓN

Admite Escudero que la intención de su libro es marcar un antes y un después en cuanto a la formulación de teorías cervantistas. Incluso, asegura, reconoce que muchos expertos en la materia puedan llegar a pensar que se está inventando cosas. «Pero lo que quiero es volver a la sensatez. Los pilares básicos que se hacen en este ensayo son que el realismo del Quijote no empieza en la segunda parte, sino que utiliza personajes reales desde el minuto uno».

Cervantes, según la doctrina de Escudero, «eligió La Mancha de forma consciente y meditada, no como piensa el cervantismo, que cree que la elección de El Toboso es casual, una simple burla intrascendente». La elección de Cervantes de sus escenarios fue, por tanto, «meditada durante meses y años». «No sabemos el detalle ni lo podemos demostrar, pero las pruebas circunstanciales son tantas que no hay duda».* **

Los cervantistas profesionales, catedráticos y profesores más relevantes estudiosos del Quijote, en todo caso, se han dirigido a él «de forma positiva», y aunque esperaba críticas «inmediatas», de momento no están llegando, aunque «llegarán» cuanta más repercusión tenga su libro.

Con todo, da por hecho que llegará a enfadar a muchos sectores. «Estoy seguro de que Villanueva de los Infantes o Argamasilla de Alba se lo van a tomar muy mal, extraordinariamente mal», vaticina.

En su opinión, existe una «barra libre» en la que cualquier teórico puede «decir lo que quiera». «Que si aquí hay un silogismo, un acrónimo oculto, o aquí viene mi pueblo…», critica.

Una «barra libre» que «ha provocado que todos opinen que Cervantes es desorganizado», cuando «está clarísimo» que no lo era. «Cuando Cervantes habla de unos personajes o de una geografía, lo ha preparado, ha escuchado historias y lo tiene todo pensado y preparado. No es aleatorio», ha afirmado.

Para ‘Las otras vidas de don Quijote’, Escudero ha dedicado, más allá de su jornada laboral, más de 5 años «al completo» revisando archivos, una investigación que, como todas, se ve dificultada también por la inversión de dinero que hay que realizar. Y todo el trabajo para ver «coincidencias en nombres, en circunstancias».

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