jueves, 18 abril, 2024

Reparar un electrodoméstico es una medida responsable

La durabilidad de un aparato depende de su calidad y de nuestro mantenimiento

Se avería un electrodoméstico ya sea la vitrocerámica, el lavavajillas o la lavadora y lo primero que pensamos es en cuánto va a costarnos comprar uno nuevo. En muchas ocasiones olvidamos que resulta más rentable reparar un electrodoméstico antes que comprarlo que siempre va a ser caro.

Conviene consultar con técnicos en serviciotecnico.plus para valorar si se trata de una pequeña reparación que conviene enfrentar o si definitivamente conviene sustituirlo. Se trata por un lado de una manera de ahorrar y por otra de reducir la huella medioambiental, que es el daño que le hacemos al planeta consumiendo artículos nuevos constantemente para cuya producción hay que contaminar. Reparar un electrodoméstico es un gesto básico y esencial para cualquiera que se considere un consumidor sostenible.

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De hecho, en España está en marcha un proyecto de etiquetado que ya funciona en otros países, que nos indicará qué aparatos y electrodomésticos son más sencillos de reparar, teniendo en cuenta aspectos como la posibilidad de disponer de piezas de reemplazo o la facilidad para su desmontaje. Una cifra del 0 al 10 nos indicará cuán fácil es reparar ese aparato y eso nos ayudará a tomar una decisión más responsable a la hora de comprar un electrodoméstico de un modelo o marca concreto u otro.

El primer paso y más sencillo para el ahorro es el de evitar comprar todo aquello que no sea imprescindible. En cuanto a los electrodomésticos, estos deben ser lo más eficientes posible porque así a lo largo de su vida útil suponen un ahorro energético. Esto se consigue en parte con un buen mantenimiento de los mismos permitiéndonos un ahorro en electricidad. Utilizarlos de manera eficiente y racional es otra manera de recortar la factura.

¿Merece la pena reparar?

Dar una segunda oportunidad a un electrodoméstico que se estropea es reconvertir un gasto seguro en una oportunidad para alargar la vida de algo que aún tiene mucho que ofrecer por varios años más. A veces la razón es simplemente que se trata de un electrodoméstico que nos ha dado un muy buen servicio o nos hemos hecho bien con su manejo y somos conscientes de que será difícil sustituirlo por otro. Pues bien, en la reparación está la solución.

El negocio de la reparación

Si además se trata de un electrodoméstico al que hay que tratar con cariño por su valor económico, sentimental, etc. conviene no fiarse de cualquier técnico y asegurarnos de que el servicio que contratamos ofrece técnicos de electrodomésticos cualificados específicamente para ello y que reciben continua formación.

Además, si realmente compensa más sustituir el aparato que intentar repararlo, los propios técnicos nos van a advertir de este hecho siempre que se trate de profesionales serios, por eso conviene huir de ofertas sospechosas con precios extrañamente bajos o que simplemente no transmitan una garantía de profesionalidad.

Asimismo, hay que tener en cuenta que comprar un electrodoméstico nuevo a partir del 1 de enero será más caro por mandato europeo, porque la ampliación de la garantía de estos aparatos a tres años va a repercutir en un aumento de los precios, para que al fabricante no le suponga pérdidas. De manera que va a compensar más aún plantearse que si los electrodomésticos que tenemos ahora son reparables, va a resultar más económico alargar su vida unos años con una pequeña reparación antes que comprar uno nuevo.

Comprar, usar y tirar definitivamente no es una opción si apostamos por la sostenibilidad y el ahorro en los hogares. Tenemos derecho a sacarle rendimiento a los aparatos que compramos.

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